1.
El análisis del discurso y las metodologías investigativas
2.
El discurso y el análisis del discurso
3.
Supuestos y niveles de los discursos
LOS
POBRES SON POBRES PORQUE QUIEREN
“Que fracases o tengas
éxito en la vida no dependerá de nadie más que de ti”
Esta
frase me inspiro bastante a seguir mis sueños, pero ahora que me encuentro en
el camino de uno de ellos, parece no cobrar sentido.
Breve
historia: Un adolescente de una comunidad rural encontró en la literatura un
refugio, y debido a su contexto encontró en los libros de Autoayuda la guía
para alcanzar la “felicidad”. Durante alrededor de 4 años leyó todo lo que
podía al alcance de sus recursos, siempre prefirió un libro a un pantalón
nuevo. Pero se encontró en un ambiente que criticaba y rechazaba su ideología
así que surgió la duda ¿y si todo lo que he leído y creído es mentira? ¿Y si es
así ahora qué?
De
repente todo su plan de vida se derrumbó…
ARTICULO:
“La construcción del otro y el discurso de la pobreza, narrativas y
experiencias desde la periferia de la ciudad de México.
Características
elementales de la población de estudio: Personas que se encuentran en pobreza
en la periferia de la Ciudad de México.
Objetivo
General de la Investigación: Desmantelar los mitos, estereotipos y estigmas sobre
los pobres y sus lugares que sustentan el discurso público de la pobreza.
Resumen
explicación: Se trata de un discurso fuertemente normativo, basado en ciertos
supuestos teóricos – con pretensiones de universalidad- sobre el comportamiento
(racional) de los actores (pobres), evidencias anecdóticas e interpretaciones
ad hoc, aunque carentes de evidencias empíricas sistemáticas y confiables.
Los
pobres son considerados “culpables” de su propia situación, de no hacer lo
2necesarios” por y para sí mismos, producto de una “cultura de pobreza” y de
situaciones anomicas que se transmiten intergeneracional mente.
La
explicación: “la pereza”, “si no trabaja es porque no quiere, porque es un
flojo”
Los
pobres son acusados de no hacer lo suficiente por ellos mismos, y el gobierno,
por tanto, no tiene la obligación de ocuparse de ellos.
En
contraste se destaca la posición desfavorable de los pobres en la estructura
social, por lo que los poderes públicos tienen el deber de ayudarlos para
lograr una mayor justicia social.
¿Cómo
diferenciar a un trabajador de un delincuente?
Los
pobres pueden ser considerados desviados y peligrosos, apáticos y pasivos, o
visualizados como luchadores heroicos que enfrentan cotidianamente carencias y
privaciones, en todos los casos somos nosotros los que deberíamos hacer algo
por ellos.
El
pobre es el tramposo, el que no se esfuerza, el que “no le echa suficientes
gans”, el otro.
La
explicación de la pbreza por la pereza, choca con una realidad ampliamente
extendida, la del trabajador pobre, que aunque “le ehche muchas ganss”, no deja
de sufrir privaciones.
El
pobre no es tal por no trabajar lo suficiente, sino precisamente porque trabaja
durante largas jornadas en empleos inestables y condiciones inseguras, con
escasas oportunidades de mejoramiento y a cambio de muy bajos salarios.
Ser
joven y residente en los barrios periféricos se traduce en ser “peligroso”,
“violento”, “vago”, “ladrón”, “drogadicto”, “malviviente” y “asesino” en
potencia.
CIFRAS
DE MOVILIDAD SOCIAL:
Hipótesis:
(Personal)
Conclusión:
Es
preciso evidenciar y desenmascarar el cinismo de un discurso dominante que
responsabiliza a los propios pobres de sus carencias y remplazarlo por un
discurso (y una realidad) de derechos; sobre todo, el derecho a una vida digna
y a ser tratados como semejantes.
Somos lo que
consumimos y el que no tenga con qué consumir no tiene como ser y se excluye,
se rechaza, se convierte en un eventual riesgo, un peligro, una amenaza y de
ahí el miedo que le sentimos al pobre. Nuestros amigos se basan en la educación
que consumimos, nuestros vecinos por el conjunto cerrado en la que vivimos
nuestra familia por los círculos sociales que construimos consumiendo y el que
queda afuera, el pobre, se convierte en riesgo, en amenaza difícil de explicar.
No pueden entrar ni siquiera los centros comerciales que se convirtieron en el
nuevo templo para el encuentro. La filósofa española Adela Cortina llamó el
miedo al pobre, la aporofobia, argumentando que al final, más que un miedo al
extranjero y al inmigrante hay un miedo al pobre.
Mucho depende del individuo, pero creer que
TODO depende de él, es NEGAR la realidad. Cesar
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