No requiere de esfuerzo extrañar amores que nunca se dieron, metas que nunca se realizaron, es muy fácil lamentarse y seguir lamentándose hasta que se nos termina la vida, pero no son las vidas que lamentamos no haber vivido, el verdadero problema es el lamento lo que nos marchita.
No podemos decir con certeza si aquello que lamentamos no haber vivido hubiese sido peor o mejor haberlo hecho.
Pero lo que sí es que tú y yo estamos sucediendo, tú vida como es y la mía como es, está sucediendo en este momento, y esa es la vida en la que debemos enfocarnos.
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